Amarse a uno mismo: el principio de una historia de amor
eterna
La aventura de nuestras vidas comienza
por un amor incondicional hacia nosotros mismos. Puesto que somos la única
persona con la que irremediablemente tendremos que convivir mientras vivamos.
Amarse a sí mismo, pasa ante todo, por la aceptación de lo que somos; con
nuestros errores y nuestros éxitos, nuestras luces y nuestras sombras.
Sabemos que amarse a sí mismo, no
resulta sencillo, y que además hemos sido educados bajo exigencias y mandatos
que debemos cumplir para obtener el reconocimiento social. Luchando por la
admiración de los demás para llegar a sentirnos en conexión.
Con el tiempo experimentamos cómo
depender del reconocimiento de los demás nos hace tremendamente infelices, nos
genera una insatisfacción que no sabemos cómo abordar, ya que nuestro mundo
gira en función al trato de otras personas.
Supone mucho esfuerzo comprender que
nuestro valor personal va más allá del reconocimiento, más allá de si hacemos
mal o bien las cosas, de si conseguimos generar los resultados esperados, de si
estamos haciendo o no lo correcto. Nuestro valor reside en nosotros mismos, en
mostrarnos tal y como somos y sentir que somos dignos de amor a pesar de todo.
Soy digno de amor
Todas las personas somos dignas de
amor. Pretendemos muchas veces buscar el amor fuera de nosotros, puesto que nos
han enseñado a que hay que ganarse el amor. Bajo las consignas de lo que hay
que conseguir, lo que hay que hacer, y cómo hay que hacerlo.
Nuestro ser se está impregnado de
amor, aunque acostumbramos a vivir fuera de nosotros, y esto tiene graves
consecuencias. Cada vez nos resulta más complicado escuchar nuestras
necesidades básicas; como expresar nuestras emociones que han sido socializadas
y reprimidas.
Nos preocupamos y distraemos por
asuntos banales que no nos enriquecen ni nos aportan nada importante en
nuestras vidas. Sufrimos debido a nuestras expectativas, nuestro insaciable
deseo, y nuestra incapacidad para tomar decisiones; debido a todos los temores
que hemos aprendido.
Amarse para poder amar
El primer paso para poder realmente
amar con pureza, pasa por amarse a uno mismo; sentirse digno de amor. Sin
juzgarnos, para poder comprendernos y respetarnos. Validando como nos sentimos,
como nos encontramos y lo que necesitamos en cada circunstancia. Atendiéndonos
y cuidándonos.
En muchas ocasiones, estamos
desconectados de nuestro ser, no nos estamos atendiendo, y no queremos ver lo
que nos hace falta. Entonces todas nuestras energías van a parar al cuidado de
los demás. Ofreciendo la comprensión y atención que no estamos dispuestos a
darnos a nosotros mismos. Perdemos así nuestro amor propio y llenamos de esa
forma nuestro gran vacío.
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